Reflexiones nocturnas

Reflexiones



lunes, 22 de noviembre de 1999

Mente silenciosa. Calma. He comprobado que la página blanca me lleva a una meditación donde antes imperaba la ansiedad y el nerviosismo. Escucho esta música que viene de China, esta oración Budista, en mi casa, sentado frente a la computadora.
No me viene ninguna palabra en especial a la cabeza. Tan solo esta melodía y esta cadencia del espacio y del tiempo. El silencio, unión de la vida y del deseo. Sartre decía “pienso con los ojos”. Los velos de la mirada en la vivencia de paz, en ese suave hilo de seda, en el río, el corazón, la mente, la respiración. Mas que nunca tengo manos y paladar, recorriendo el ámbito hogareño. Soledad sagrada. En las altas cumbres la poesía, la danza, la música, el corazón , la sangre, los puños, la mirada, los labios, un beso profundo, el orgasmo, el silencio, dos bocas, dos espaldas, el sudor, las piernas.
A propósito de la sangre, la emoción y el erotismo, como el andar, como el respirar, como el procrear, justamente serenidad. Las mujeres saben vivirlo con delicadas caricias. Tal vez sean más sabias con el placer. La penetración, entrar, rasgar, empujar, sentir la herida que se abre, el fruto que respira, la mordedura caliente. Pero un hombre y una mujer, cada cual en su acontecer, abriendo y separando los cuerpos, las palabras , las intenciones. El arte del placer.


viernes, 26 de noviembre de 1999
Finalmente he decidido llevar un diario. Tal vez deba pensar que cosas ocurren cuando nada ocurre adentro de uno, el porqué de ese necesario trabajo impuesto para quedar bien con un lector que no se ocupara jamás de leer lo que escribo. Así están las cosas. Por lo que leo, creo oportuno detenerse en la literatura de hace 50 años. Pienso que muchos temas que me preocupaban fueron ya agotados. No quiero escribir porque simplemente me lo recomienda el médico para mi buena salud. No quiero que este acto que debería estar entre mis mayores placeres se transforme en un aburrido manoseo diario. ¿qué mas decir acerca de la locura si siento que mi cabeza se ha vaciado de ella por completo, qe ya no hay rastros, que no queda nada, que es sólo una anécdota.
Finalmente lo celebro. No pensé que llegaría a este punto. Estoy trabajando sobre otras cosas, poniendo énfasis en una unidad, en una serenidad que deseo cuidar y cultivar. Tal vez este diario me sirva como buen medio de comunicación entre aquella zona lingüística del cerebro humano y esta otra más silenciosa, más apaciguada, ese nuevo rostro, como onda marina, como suave brisa que quiero disfrutar. Y sería bueno que mis días se sucedieran así.
Pues entre transiciones uno desea cierta paz interior para crecer y tal vez querer mejor a los demás. Sé que se trata de eso. No voy a ensayar esta tramposa solución a la que siempre me remiten los escritos míos de volver la mirada hacia atrás, de refregarme como un burro en la historia, de mamar la leche negra. Tal vez no escribo porque para mí el placer de escribir debe estar en otro lado. Y no he encontrado este lugar, este desplazamiento necesario en la página, esta danza, este movimiento. De ahí mi enojo. A los que me dice que soy un buen escritor y un buen poeta la verdad los miro de lado, pues lo que he hecho con las palabras ha sido mirar mejor en mis heridas, de esto me ha servido, pero basta, ya no quiero mas eso, quiero sentir otro latido más pequeños, mas aligerado. Siempre es cuestión que está en la estupidez, la inteligencia y las profundidades del alma. Tal vez lo único que pretendo descubrir a traves de las palabras es si ya me ha llegado la hora de ser una persona mayor. Todo este secreto reside en la pregunta por la infancia, si es posible dejar de ser un niño y que beneficios tiene hacerlo. En todo caso, aunque me gusta mucho Lautreamont, además de estar muy lejos de su genio, ya no quiero vivir en aquellos ideales tortuosos que pretendían hacer mi vida más interesante llevando la vieja pata de palo, el ojo de vidrio, la botella de ron y una amargura de siempre, una melancolía que ya no quiero ni recordar aquí. Este espacio tiene que ser diferente, como una grata compañía, porque no como un susurro de mujer al oído, como una risa hermosa que uno siente en el cuello. Y estoy trabajando sobre eso, justamente sobre las cosas que se pueden soñar. Dejando de lado esa historia que siempre me ocupo de ver con los ojos de un mendigo para ver otra, la de mi presente.
Quisiera que estés aquí lector, en estas últimas palabras, como único testigo de lo más brillante que puedo dejarte de mi persona. Apenas un momento delicado conmigo mismo. Este placer es mucho más inmenso, más inconmensurable que todos los abandonos que he querido justificar. Te llamo lector en este momento a que compartas conmigo esta aventura nueva, a que seamos dos en este nuevo sueño del espíritu, donde espero no llenarte de dulces y de opiáceos. Espero simplemente dejarte sentir estas nuevas noches donde a la luz de una vela, solo y en silencio reposa mi alma inclinada en una meditación profunda y bella. Quiero hacerte sentir mis pases por el parque en bicicleta, todo estas vistas ligeras y verdes del agua del lago, estas arboledas, estos puentes y estas mujeres con el color del sol en la piel, estas jóvenes mujeres que si, que son toda la poesía también que uno encuentra gratuitamente desplegada en abanico, que no tienes que tocarlas ni acariciarlas, porque están allí, por que las veas por todas partes, en las calles, en las plazas.
Me quedaba pensando en la velocidad de mi escritura. ¿Cómo hay que escribir? Pues no me importa demasiado. Sé que debería pensar más más y hacer tremendos esfuerzos calibrando y perfumando cada palabra. No me queda bien el sombrero de escritor. Jamás seré escritor. No es un buen trabajo para mí. Sin embargo, este diálogo detrás de las cortinas me gusta. Siguiendo mi propia voz, como mis propios pasos, es una aventura delicada hasta los límites. Y que pasa en los límites? Pues allí me quedaré parado como de costumbre sin decir nada. Y no haré el estúpido. Simplemente descubriré una vez mas que no sirvo para esto. Y siempre vuelvo a comenzar tirando de otra punta. Es lo mismo. Aquí no hay nadie. Suelo estar yo a veces, pero tengo que encargarme de poner los puntos, del final y e lo que viene después. Eso siempre será una calle ancha porque sí. Porque estoy prefiriendo mas que todo las caminatas y los cafés a esta estática mirada sin movimiento que reflexiona en círculos atrapándose la cola como los perros.
Sin demasiado que contar. La verdad siempre han escaseado argumentos en mi vida. Detesto los argumentos. Jamás he sido narrador. Bueno, es bueno haber dejado de fumar. Es bueno tener un diario personal donde decirlo. La cosa más inteligente del año. Descubrir otros placeres simples. Tal vez en el fondo siempre he creído que lo más interesante de una vida estaba en los silencios. Toda esa cobarde postura silenciosas tiene sus objetivos. En cuanto legítima defensa no esta mal, suena inteligente. Y además así aprende uno a preservarse. No quiero entrar en el territorio familiar. Sé que me voy a poner a despotricar entonces. Que voy a tomar a unos y otros de las pestañas para hacerles este simulacro de tortura aquí en la página, no tiene sentido.
Es mas, el error consiste en que este espacio pueda convertirse en un ojo profundo capaz de revolver en las huellas, como si esto tuviera algo que ver con un psicoanálisis.
A propósito de los sueños. Sería bueno que escribiera desde esa sensación que tengo de poder ampliar ciertos contenidos de mi conciencia. Por ejemplo estos ejercicios de sueño diurno que hago. Esta aproximación al erotismo. No quiero hablar del futuro. Simplemente quiero hablar de una práctica. ¿En que consiste la palabra en este juego articulado entre una sombra y los reflejos que se proyectan en el espejo?
Escribir a la velocidad que uno piensa y dejar los hilos cruzados de todas esas cosas que podemos entrever, esos nuevos perfiles de una realidad apenas tocada.
Creo que volver de este mundo posmoderno, salir un poco de Internet y colocarme en este silencio. Si pudiera ser por un tiempo. Digo, sostener esta voz. Pero luego caigo en lo pequeños gatillazos vacíos, cuando todo esta seco. El único que ha escrito algo sobre eso tenía que ser un mexicano, Juan Rulfo. Atreverse a hurgar en una historia entre el desierto, la sequedad y los fantasmas de un pueblo. Pero él sabe contar y yo no. Aunque tenemos algo en común. A él contar también le resulta tedioso. Y yo me he sublevado contra un traje y contra un espejo, contra ese imposible que hay en mi: escribir.


miércoles, 08 de diciembre de 1999

De pronto me invadió una sensación de ligereza. Como si todo rondara en la superficie.
Mi estado físico ha mejorado. Hago mas caso de las indicaciones del medico, una vida mas saludable. Y he aprendido a manejar ciertas habilidades con el humor. Me río solo de ciertas imágenes absurdas donde termino siempre poniendo a mis amigos y a mis enemigos. Pero es hora de pensar. Hago meditación Zen, Tai chi; reconozco la importancia del silencio, pero no dejo de ser introspectivo, no dejo de sentir la necesidad de la reflexión, la vida plena del lenguaje, lo que da consistencia y peso a nuestro cuerpo.
Hoy esto de escribir no sale como debería salir. Cuesta mas. Pero detenerse es una aventura maravillosa. Simplemente tratar de avanzar a tientas, pero entretanto meditar el alcance de las palabras y la profundidad de los problemas, si es que hay problemas. Lo cierto es que mientras caminaba por el parque pensaba acerca de la individualidad, este ideal alcanzado de autonomía, este especial bienestar que trato de preservar e cualquier extrañeza. Y pensaba: entre los modelos de convivencia, los modelos familiares, el amor , la pareja y este otro: la soledad, como recurso creativo, como lugar de encuentro, como refugio, morada, como único espacio posible para el diálogo autentico con el ser.
Todo este pensamiento viene desde muy lejos. Desde una serie de cuestiones que me preocupan a menudo y que tienen que ver con la vida sexual, amorosa y los afectos.
No tengo ya la misma ilusión: En cierto sentido siempre estoy buscando el equilibrio entre la relación que establezco con mi persona y la relación que establezco con los otros De este equilibrio suele nacer la salud. pensando en la intimidad, concibiendo ese espacio como un circulo de soledad, un espacio vacío donde nace el verdadero centro. ¿es esto demasiado racional? Estoy hablando de escucharse profundamente, de tener sensibilidad para experimentar lo que suele ocultarse, poder verlo. El aprendizaje de vivir solo, como un arte muy especial, como cultivar, como dejar crecer, como ahondar.
Otros modelos de vida me sirven para ver lo que no está ya mas a mi alcance, preguntándome sobre el amor y sus contradicciones. Soy de los que piensan en purificar las pasiones. A propósito de pasiones sintiendo el peso de estos hábitos con una encubierta autoagresión e instinto de muerte. Sentirse a gusto en un confort sexual, por ejemplo. Aplicar a todo las leyes del uso y del placer. La inteligencia del Bienestar. No señor Yo quiero ser dueño de cierto dolor, de cierto malestar para ser yo mismo. En los límites, lo que me une y me separa de lo social. Lo que tomo para salvarme, lo que detesto, lo que deseo y amo. La civilización también tiene que ver con esto. En todo caso esta molestia es la base de todas mis responsabilidades y mis cuidados. Esta molestia es el límite de todos mis amores, el peligro de todos mis pecados y debilidades. Mi mundo no puede ser sino lo que me devuelve un rostro, también lo que encuentro en mi ser deviniendo humano a través de las etapas del error , de las muertes y renacimientos.
Pero hay un punto , un centro. Lo he estado mirando. He estado pensando en eso, en como he contado mi historia. A propósito del dolor y de la frustración. Como tomar un atajo para decir lo que duele. Pero no es así. Hubo otra cosa. Eso descubrí. Mi vida también tenía un centro, una conciencia de dolor, de angustia, de presente y de pasado. Algo que estaba en la experiencia, no en las palabras.
Estuve pensando en las habilidades del lenguaje y la comunicación. Lo que sirve para enmascarar, para hacer bello un cuadro o para descubrirse. Lo que puede servir para ocultar, para empequeñecer o agrandar, los volúmenes del lenguaje.
En estos dias que he descubierto la meditación me he dedicado a pensar acerca de los orígenes. Sobre todo los límites de la conciencia. la imposibilidad del decir, el quehacer literario, el psicoanálisis como aspiración a descubrir las huellas de lo que esta oculto.
Pero hay una falla. he descubierto esa falla. Me he visto en ella. La falla es ver como la conciencia se mueve a lo largo y lo ancho de estos episodios. Lo que parece enclaustrado y que sin embargo esta libre, como en la condena, la conciencia de la angustia que atenaza, del dolor, de lo irremediable, la conciencia de la propia condición humana, llevando el peso, la carga, la alienación.
Por eso el mundo del fracaso siempre se da en el horizonte de un lenguaje coartado, de un intelecto inmaduro. En ese sentido me he encontrado apresado en el error y la equivocación. El origen del daño esta en las palabras, las ajenas, las malditas, las siempre perdidas y atascadas palabras.
Ahora intento hacer algo con ellas. Las encuentro, las pierdo. Es un eterno juego de simbolizaciones y nuevos sentidos. En pleno laberinto.
Hablemos del peligro del error. Quiero hacerme entender. hablo de ciertos impulsos que aparecen caprichosamente con violencia. Es una confesión que estoy haciendo. He empezado a entender que tienen que ver estos impulsos con las pasiones. Es como si no pudiéramos abolir del todo estas pasiones de nuestras vidas. El sentido de lo acumulado, lo que no se puede reencauzar, aparece como tentativa, como amenaza. Simplemente lo observo. Sé que el sexo y el deseo tiene que ver con esto. Sé que es una fuerza que viene desde lo mas profundo, como una volición. mi tentación, mi perdición. Con el rostro de la bestia, con el rostro del hombre, entre la naturaleza, el caos y la cultura.
No me alcanzan cuatro psiquiatras para ver esto. Perdería mi vida entera con ellos.
Es la tentación, el malestar, el daño. Estoy aquí para escribirlo. La triste oreja de van Gogh y su final, los fantasmas de Goya.
La sorpresa y los caprichos de estos límites que cada tanto aparecen. Este papel es de gran ayuda para entender este espacio negro del alma, jamás visto antes, oculto tras la vergüenza, tras la necesidad de cariño, tras la impotencia. Las fuerzas contrarias, los vendavales del espíritu, las declinaciones. el mundo imaginario me ha mostrado los accidentes de estas tendencias y sus consecuencias. Por eso estoy a salvo. Alli donde fracasaba mi pensamiento, mi imaginación, que tantas veces me hundía venía a socorrerme en los límites. Estos actos tienen algo de denuncia y de afirmación de sí mismo. En eso les temo. .
Semejantes cosas solo pueden verse sin ojos testigos, he aquí los límites en los que se mueve un psicoanálisis. Uno se encuentra cara a cara con el monstruo, lucha, teme ser vencido, lo amordaza, lo calla, lo lleva a rastras, pero teme ser vencido por él.Turbulencias, fuerzas poderosas: que sentido tiene todo esto en una vida que construye en la intención positiva del desarrollo, la comunicación, la paz, la libertad y el afecto.
Obviamente veo aquí las benditas fuerzas del bien y del mal que imaginaban los hombres del medioevo. Veo aquí la obra de un santo y de un demonio. La razón y la locura.
Ese deseo de terminar con la obra del espíritu, a propósito del sentido sagrado del mal como contestación a la obra de la civilización. Vuelvo a insistir en este sentido.
Pues la transgresión se mueve en estos márgenes, entre el cuerpo, el deseo, la palabra y el mundo. El sentido de responsabilidad y el sentido de total irresponsabilidad en mi vida.
Una verdadera puja clásica.


jueves, 09 de diciembre de 1999


Sin explicación me vi en el ojo de la tormenta. No como parte de un malestar, sino mas bien como algo que se desprende de mi estilo de vida. De pronto la llama, la herida abierta, la furia, ese espejo de libertad ilimitada. Pensé que no volvería tan fácilmente con solo invocarla. Aquí estoy. Son las 8 de la mañana. Llegan mis hijas de viaje.
Los límites del cuerpo, son los limites de la mente? Hay cierto disconformismo que aún persiste a pesar de todo. Todo está bien y sin embargo.....navego en el medio de la tormenta. No es fácil. Gran tentación de dejarse llevar, de ir hacia la ruina. Es como si la ruina me succionara. Esta no es la vida que deberías llevar – me dice- Acércate, toma mi mano, ven conmigo. La tentación de la serpiente.

jueves, 16 de diciembre de 1999

Hay ciertas turbulencias que ponen en juego mi destino como ser humano. Es ahí cuando veo el peligro. No logro asustarme. Simplemente volver a la conciencia del origen de ciertos problemas es vital para encontrar una respuesta. Las cosas parecen equilibrarse entonces. Suelen aclararse algunos principios. Debo ejecutar un acto de censura, entender a solas algunos impulsos.


sábado, 18 de diciembre de 1999

La incisión, la herida abierta. Acto compulsivo, acto de violencia. El erotismo de la muerte. Cuerpo desgarrado y abierto, cuerpo sangrante, grito último. Acto sagrado del deseo y la violencia. En un segundo: el harakiri. Ese vértigo, en un mismo golpe la libertad y la condena. Débil conciencia. Lo irracional tiene sus razones en la historia, en las costumbres. A propósito de la trasgresión, entre orden y caos, entre guerra y paz, entre amor y odio. Peligro: fuerza y debilidad hacen su trabajo en silencio, el cuerpo no sostiene ciertas leyes que los analistas llaman pulsiones. Naturaleza y razón. La naturaleza: el aire ligero, el cuerpo: entreveo el silencio, como la página en blanco, los desplazamientos del chi kung, la meditación. Esa visión del cosmos se completa con la reflexión, con la retrospectiva, con el paisaje humano de las palabras. las miradas están habitadas de lenguaje.
Este diario debería ser una herramienta de reflexión donde también puedan sucederse los climas de silencio. Morada del placer y del miedo, donde la ternura dolorosa del amor descubre el sexo, la suave intimidad.
Toda tentativa de obra me muestra lo limitado que soy. me parece innecesario escribir lo que pocos van a leer. La verdadera obra es como los movimientos del tai chi, silenciosa, para uno. La verdadera obra es un acto elevado que se encuentra en todas partes y en ninguna. Caminar por una vereda y reflexionar también es creación. Concibo la vida entre los limites del placer y del dolor, la felicidad entre la debilidad y la fuerza; sin esfuerzo, la fluidez del río. Empezar, volver hacia atrás, romper papeles, buscar otros caminos. Aquí no se trata de público. Estoy yo solo. Aquí es el hogar, la vieja morada, es el hablar a solas y a tientas, arar la tierra, solo importa el surco, la verdad, la herida.
No hay crítica, tan solo pleamares y bajamares, interceptar en los viejos fluidos de la conciencia, en esas ondas intuitivas, cadenciosas y musicales.
Sin intención. Simplemente buscar la belleza del garabato, volver a ese territorio del pensar puro, mas allá de los procesos de construcción.
Sé que para ampliar esta idea debería abrir mi mundo, mostrar otras relaciones.
Todo lo que escribo está condenado al fracaso de mi soledad. La soledad me empuja y me inhibe, me hace feliz y me entristece. Pienso en una obra llena de personajes, mis hermanos, mis tías, mis tíos, mis hijas, mi ex mujer, mi abuela.
Frente al papel solo cuento yo. No puedo dejar de estar. Por eso mismo jamás fui novelista. Cuando escribo los otros están siempre ausentes. No hay posición de tercera persona que sea posible. He pensado esto muchas veces. Suelo caer en el circulo y todavía no he descubierto la dialéctica de esto.
Tal vez los otros estén tratando de entrar en el papel y yo no tengo palabras para darles vida. Ellos no tienen palabras para estar aquí en este lugar de mi casa, al abrigo de esta música pequeña, de esta suave intimidad. Soy tosco y torpe para darles una existencia natural y literaria, solo deseo condenarlos, solo deseo castigarlos, herirlos.
Si estuvieran vivos aquí yo estaría condenado a una ausencia que conozco, que he vivido ya durante mucho tiempo, no quiero exponerme a esa clase de terror, de brutalidad conmigo mismo, es por eso que no soy escritor. Porque todo nombre pronunciado es el nombre de alguien que me ha ofendido.
Al menos debería tener más ojos para mirar el mundo. Eso creo. Salgo de internet y descubro estos seres arrugados. Descubro la danza, la pobreza, lo mejor de las letras, mi bicicleta, el parque , la gente. Veo que la gente me interesa, lo que hay de puro en las historias de cada uno, lo que hay de triste y de desgarrador en las historias cotidianas.
La literatura para mi ha sido una ventana desde donde ver las cosas, pero descubro que el café sin libros es también un lindo emplazamiento y la calle y el parque.
Cada paso que doy es un paso entre dos mundos, el mundo de la posmodernidad, tal como yo la entiendo, con todo su “ruido multicolor y extranjero” y el otro, el de la pobreza, el de la injusticia. También internet es una manera de ahondar en este mundo doble, en este espejo. Del diario al diálogo con amigos múltiples usos de un medio de comunicación ultramoderno.

domingo, 26 de diciembre de 1999

El amor, el dolor, la mujer; paternidad, vida, conciencia, culpabilidad. No hago mas que enumerar lo que de otra forma no podría decir. Han pasado muchas cosas en estos días desde que dejé de escribir. La presencia de Lara y de Cinthia, el acercamiento de claudia, mis sentimientos hacia ella. A medida que voy creciendo amo mejor. Mis sentimientos parecen tener mas profundidad y volumen. Hay dos mundos, el sentimiento y el saber por un lado. Las emociones y el deseo por el otro. De tus ojos claudia nacen todas las cosas que conozco, la música, el abismo, tus manos y el agua. No estás aquí. Quién sabe dónde estás ahora. Yo siempre hablo de esa obra de shakespeare “sueños de una noche de verano” donde las cabezas están trocadas. Yo pienso en ti. También pienso en Silvia. Hace rato que pienso en Silvia. Pero claudia, es inmenso el gozo de escribirte sin que tú lo sepas. Como te apareciste en puntas de pie por mi vida En el fondo que ser extraño debo ser para vos. Deben volar toda clase de comentarios. Yo, sin saber esconderme, no hago mas que dejarme llevar. Que extraño es este sentimiento. Me toma completamente desprevenido y solo. Ya hace mucho tiempo que juego este papel. Luego viene la tarea de poner las cosas en orden. Es que solo concibo mis actos en el orden de lo moral. Sexo, mente, Taoismo. Que dimensión compleja la conciencia. Parece estar ella primero,anteponerse al placer. A contramarcha de la historia, la evolución. Esto juega un papel en el mundo de las relaciones humanas. Agradezco este nuevo sentido de la orientación. Confio en los resultados del autoanalisis, me permiten crecer mucho mas alla de lo esperado. A propósito de lo que une y separa, sigo quedándome con la reflexión como forma de mejorar dia a dia mi situación en el mundo. Porque esta tarea me resulta tan trascendente? Intuyo que una nueva forma de amar me alcanza, quiero desplegarla, profundizarla, pero sé que estoy ante el límite. Quiero precisar de que se trata. Hablo del límite entre un pasado fuera de lo moral y una instancia moral de mi propio desarrollo. Esto me importa y mucho. Mucho mas de lo que le puede importar a otra persona. Creo que mi propia integridad y cuidado se sustenta en estos principios rescatados de mis propias reflexiones. En esto consisten mis propias garantias.

miércoles, 29 de diciembre de 1999

Me veo tapado de deudas, en la argentina de todos. Es que me tocan a la puerta ahora. El mensaje es : me hago pobre en este país que se queda en un rincón. Sin embargo lucho por sacar la cabeza del agua y nadie escucha. Comienzo a entender este silencio breve. Es la madrugada. Creo que mi rostro es la frontera entre la potencia y la impotencia sexual, que vivo y muero en esos bordes. No lo lamento. También creo que de allí nace mi inteligencia, por no creerme enteramente dueño señor de toda cosa que cae bajo mi dominio. Pues nosotros, hombres, tenemos este maldito espíritu de aprehensión, esta tenaza, este rudimento de pinza para tomar por asalto, para subvertir las normas y secuestrar a las sabinas. Lamento el malentendido. No estamos para fagocitarnos, no estamos para exprimirnos. He conocido la impunidad del otro lado del amor, cuando el deseo se viste de gala y engaña como una cola de pavo real, y el amor y la verdad se dan coletazos para perpetuar lo que debe caer por si mismo.
Breve antología de una noche de gemidos. Fuera de la noche yo te digo, en un desierto se ocultan mis venas, mis palabras, esto que soy es la mordedura en el centro de lo que no puedo ser, por eso te tengo, por eso te quiero con mi forma de querer, te domino, te someto. Por eso de mi juego tu alcanzas la debilidad y cuando me ves caído acudes y me arrojas en las narices todo el estiércol que se junta en los establos, todo el odio que hemos podido concebir para lo imposible, para que estemos en otra parte, separados. Pero no, formamos parte del mismo mundo. En esta comedia hemos nacido tan solo para derramarnos en la cama, para sentir el placer de las bestias, para enredarnos, para mordernos, para sudar y chillar. Solo nos importa eso. No hay otra cosa que tenga sentido. Esa es nuestra brújula. Allí dejamos nuestros cuerpos bien atados el uno al otro para siempre en un pacto de muerte. Sé que estarás pensando , lector. Como es posible? El sexo, la pasión, la vida y la muerte. Arte del leprosario. Lo que se confunde con el placer y el dolor. Sacrificarlo todo por tenerlo. Hablo del orificio, del mudo orificio que se debe penetrar.
¿ quién escucha el eco? Mas alla de esto el vasto universo estrellado, inmenso.
Cierro los ojos. Ya no estoy ausente. Me he adueñado de mi persona. Un paso sobre la tierra a veces lleva muchos años de lucha y de aprendizaje. te miento, te quiero, te miento.
No te vayas, haré todo lo posible para que te quedes a mi lado, seré tu esclavo, solo para tener la dicha de estar contigo, de comer de tu plato. Recuerdo esos momentos. Estaba claro lo único que importaba a propósito de los placeres. No habíamos leido nada acerca del placer. No entendíamos nada acerca del amor, lo escribíamos con nuestras heridas, con nuestros engaños y nuestro cuerpo, con nuestra necesidad.
La libertad es cosa de una sola persona . Por eso a veces supone la traición y el engaño.
Me enfermé de asco.
Mi vida, un orgasmo noche a noche, sin detenerse nunca. Cultivando el campo. Abrazandote, sintiendo lo mas bello, hundiendo mis raices, cada vez mas profundamente, tan rico como el suicidio.
De suicidio se trata. Hacerse comer por el placer. Mejor muerte ninguna. Aniquilado por el amor. Quien lo entiende. Deberías estar alli.

miércoles, 29 de diciembre de 1999

Estoy tocando fondo, llenándome de deudas. Con muy poco la situación me desborda. Me convencieron: llego el momento de registrar todo lo que ha salido de mi puño.
En el límite de lo radical, asi he estado hablando. Espero no ser malinterpretado. No quiero que por obra de mis palabras se levante un nuevo exilio. Necesito del mundo, verme en otros ojos, sentir que quiero a alguien . Sin eso estoy muerto. Me empieza a complacer la desprolijidad, esta libertad que tengo de decir las cosas a mi modo, de reunir los pedazos y pegarlos. El dolor supone también sentirse entero. Espero a Claudia que no aparece. Empiezo a comprender mejor su vida de trabajo. La admiro. Siempre he querido a los médicos. A propósito: esta tarde vino Jorge Basile. Creo que jamás habíamos hablado de tantas cosas con tanta fuerza. Lo necesitaba. Es importante soltar las palabras, forzarlas, empujarlas hacia el cuerpo, dar tensión al pensamiento, como el arco y la flecha en busca justamente del símbolo. Tensión del pensamiento verbal, creación, diálogo.
Aprender a vivir con lo que se tiene. Quien entiende que los modelos caen y que nosotros caemos con ellos. Solo resta el saber, las normas de supervivencia, el pequeño plato, el gusto cotidiano de vivir en cosas simples. Pero de pronto es el paisaje del lago, la velocidad, el aire, el verde de los árboles. En esto me acompaña una multitud. Debo ver en esa mirada, en ese rostro que no puede sino dormir, esos ojos caídos en el colectivo. Hay algo mío allí adentro, algo de mi propia fatiga, de mi propio empecinamiento.
En un balde de aluminio vacío echar toda la resaca de la amistad. Encontrar el nuevo tesoro y vaciarlo. La empresa es de índole poética. Solo concibo la amistad como un poema, tal vez el mas ligero, entre hombre y mujer, increíble, sin el roce de las cosas ajadas, sin los dolores del polvo y la ceniza, sin el barro ni los pies mojados. En una orilla luminosa, se que te estas buscando, es un gusto adivinarte, te tengo presente, estas a mi lado, sos fugitiva, suave y honda. No entiendo porque estas vos y no otra persona. Te toca a vos. Golpeaste a mi puerta. Te vi, te encontré. Mas de una vez te creí perdida y sin rumbo como yo estuve. Mas de una vez te vi rota y sin fondo, como yo estuve. Nos alcanzamos, conocí tu mundo, te vi por dentro, te vi llegar, te quise, te quiero. Claudia.
Te vi nacer del chispazo nocturno en la fragua. Me colmaste hondamente. Me deje llevar por esta sensación tibia, tu mera presencia. Soy eternamente culpable de haberte anidado. Un hombre sin labios. Un hombre perezoso que viene de sus viejas ruinas musicales. El amor de los viejos libros. Verte mujer en plena desazón, con una herida a los cuatro costados riendo como un granado en flor, como un almendro, mientras mi navío ocupa el centro del océano en la inmensa noche. Es una pequeña habitación a bordo. Yo estoy solo con los mapas y las rutas de viaje. Hay un gato en el estante, una luna blanca que entra por la ventana. Hay una suave brisa cálida. Caigo en el tránsito entre ola y ola. Y me miras y somos dos y te cuento mi secreto y vos el tuyo y estamos juntos y eso es lo que brilla. Y es la onda marina. Y son tus ojos y mi alegría infinita.

martes, 04 de enero de 2000


Entro en la marea gigantesca
de millones de seres
que buscan pan en la basura.
No tengo mucho que decir.
Se trata de un fuga
hacia un sueño ya pensado.
Es la trama rota del mundo.
Estoy en él y voy a hundirme lentamente.
Inocente o culpable
ni siquiera tengo derecho
a morir sanamente.
Tiro las últimas monedas
como si fueran balas
como si fueran tierra.
Toco los límites.
Mi conciencia de las cosas
también parece tener un precio.
Es la hora del despertar
y de la muerte.
Ya soñé esto antes,
el agua huye del camino.
Es el fin.

Reflexiones en el bar

Al final, cuando pienso en un sueño destruido, la sensación de que en el centro del sueño se instala una herida, el dolor, la tortura, las cosas que fueron calladas por el poder, lo que se llamó psicosis, enfermedad. No dejo de pensar que solo después de muchos años un rostro vedado del mundo afectivo e imaginario vuelve a la conciencia y que justamente ese rostro prohibido por el saber psiquiátrico y médico es el rostro de la infancia. Se trataba de un juego trabado. Prohibición , dolor y sufrimiento cerrando las huellas de una alegre niñez profunda y materna. Obturada la conciencia y el lenguaje por la cláusula de autoridad médica, la palabra que señala lo legítimo y lo ilegitimo de las imágenes visuales y sus asociaciones. La imagen primaria, la de un ensueño de protección, afecto y reconocimiento es captada, recuperada y sostenida. Portar esa imagen es locura. La oposición amparo-desamparo, la sensación de carencia, de vacío, de la imposibilidad de la entrega al ensimismamiento.
Volver al grado cero, al punto del adiós, del último beso, del abrazo.
En el centro del delirio el enamoramiento de la figura materna, el acontecer del niño deslumbrado ante la sonrisa, la belleza de la mirada, la mano de su madre.Apegarse al retorno está prohibido por una ley social que cataloga de anormal una vivencia que sacude ciertos significados sociales y culturales. Corazón del simbolismo imaginario, punto de retorno y de encuentro, signo y margen del sueño y la realidad, como instancia psíquica señal de peligro y de llegada al mundo mas recóndito, más puro y menos comprendido.
El psicoanálisis, acto de palabra, acto de deseo y de empuje, preparación para la fiesta solemne del futuro, entre el acierto y el error, las mil y una preguntas en la noche de los mil y un cuentos.
Dejemos pasar el tiempo. Contemplando una nueva realidad hemos hecho la apuesta.
La suerte ha sido echada. Hemos quedado atrapados entre la vida, el dolor, la infancia y la muerte, para descubrir el reino de un alegre devenir. Un trabajo de elección, de separación, de ruptura y orden, de caos e imaginación, un trabajo de purificación.
De la ambivalencia a la reflexión pura. De la adolescencia a la primera infancia, camino necesario de descenso, de retorno, de caída, en busca del nudo, de la palabra en el conflicto, la madre , la muerte, la sangre. Camino del dolor y de la duda, del cansancio y la desesperación en busca del hombre adulto, la calma, la paz, la inteligencia.
Distinguir los límites mismos de la realidad, aprender a reflexionar con la emoción, con el sentimiento, con la interrogación, con la intuición y el silencio.

miércoles, 05 de enero de 2000

Unidad. Conciencia de la parte y el todo, de lo mas simple a la totalidad, de lo pequeño al universo pleno. Consistencia del yo y del cuerpo. La palabra, el mundo interno, clave del simbolismo del cuerpo y el silencio. Quietud, meditación, la escritura del centro, la orilla, la playa, la imagen pura, el verbo, señal del cuerpo. Un verdadero eclipse, otra forma de hacerse una pregunta mirando el horizonte. Cultivo de la paciencia. Hurgar con los dedos en el profundo significado de la soledad, del dolor, del placer y la alegría. La soledad, ese camino tortuoso y escarpado, entre las llamas; ese camino que se recorre con los miembros amputados, con la mirada caída, con una herida en el alma incurable.
Y la otra soledad, la creadora, la nocturna, la de ojos de niño,, la del corazón despierto, la virtuosa, la plena. Nacer como un pájaro, creer en el sueño de volar, resulta de una mirada del aire. No importan las distancias. Ahora yo, en los bordes de la cercanía. Fuera de las murallas, sin corazas de metal, sin fantasmas, sin heridas de muerte sin sangre, sin dolor. Mi ciudad querida, desarmada. Mi ciudad que cruje, que vela. La ciudad calurosa de Enero, como si la sintiera desvanecerse en el aire, entre tanto sol.
Como si la viera llegando desde los ciclos pasados, desde los puertos atravesados de mil y una tristeza. Mi eterna melancolía de Buenos aires. Una melancolía muerta.
Era la ciudad y la espera. La eterna sensación de espera. Algo que hay en los pueblos también. Espera de un futuro, espera de un crecimiento, con ganas de avanzar, de subir escaleras, de aprender. Espera de la muerte. Simplemente sentarse a esperarla. Envidiarle la vida al prójimo, quitarse la vida uno. Caer de sol a sol. Eternas transiciones. Mudas y cambios, crecer, nacer y morir , una angustia interminable, un ahogo infinito. El profundo sentido de la tristeza. Los límites propios del mundo y de las palabras. En esa ausencia de tarde, en esa vaguedad desértica. Árida piel en los silencios. Puja la nada los bordes. Mi ciudad, la nada, los bordes, puja, puja, puja.
Nacer, dolor, nacer. Que no puedo, que lucho, que muero, que es mi nacimiento.
Pero te veo. Si, te estoy mirando. Me salgo de mi. Estoy en vos. Se van las sombras.
Te encuentro. Te beso. Te quiero. Y nace lo tuyo y lo mio, nace lo nuestro en los bordes de un mismo camino, de una misma ciudad que se escribe, porque Buenos aires se escribe con todas las esperas, con todas las muertes y yo estoy como semilla en el surco, germinando. Y soy un poco tuyo. Y vos sos un poco mía. Y ya no hay tanta ausencia. Estas aquí. Te estoy mirando y me siento vivo.

jueves, 06 de enero de 2000

A cada lado de mi vida, un surco, una piedra. Entre los límites del pensar, la libertad, el agobio, la impotencia. Así la melancólica llama, el fruto de invierno en medio de cenizas.
Si, yo, hecho de ceniza y barro. No hay argumento. No hay historia. La vida como eternidad. La tarde solariega de un mundo agitado y bohemio. El interminable camino de tierra. La huella que se pierde, la tranquera, el no poder decir, el no poder hablar. Demasiado parecido al rostro de un caballo, la tarde, el sol, un camino, como si sintiera mis venas, solo mi sangre latir.
Ser ajeno en una familia ajena. nacer picado de viruelas. Llevar las manchas durante años, el vómito, el dolor de cabeza. Cargar la piedra. Infancia, sequedad, mudez, cruz cocida en la boca, labios crucificados, eterno dolor, eterno vacío.
Maniatado sin palabras, castigado sin deseo, madre, liberame, sos mi conciencia de nada absoluta, de vacío infinito. Exilado, mordido por el tiempo desde los primeros pasos, asombrado por los rasgos de la tragedia, mirando el triste payaso que ríe, enloqueciendo.
Me inventaron un triste cielo de papel para esconder el grito de dolor y el desmayo. Años mas tarde me contaron una historia confusa de locas vacilaciones y manicomios. La familia impecable y prolija, como una familia sin dientes, guardaba en su seno una esclava sedienta y enferma. Un florero a cada lado de la mesa. Todos con sus trajes bien ataviados. Guardaban solo las formas. Para mi crecían los velos. Mi oscura familia.

martes, 18 de enero de 2000
Hace unos cuantos dias que no me siento a escribir. Prefiero hacerlo haciendo amigos. No sé por cuanto tiempo gozaré de este privilegio de poder comunicarme con la ciudad a través de mi computadora. La verdad que me resulta una aventura inquietante. La gama de relaciones y de mundos que aparecen me acompaña. Gente que pasa, los que llegan y se van, los que no se animan a quedarse, los que pueden, los que quieren, los que temen.
Sobre todo volví a las lecturas en el bar ya las prácticas de chi kung. Es cierto que ya no hay en internet una adicción como fue en los primeros tiempos. Por suerte m vida tiene contrastes. Y la mayoría de ellos son bellos e interesantes. Quiero guardar esta vida para mi mas allá de lo que la gente puede decir. He trabajado para esto. La ventura esta en perderse un poco fuera de los bordes, alcanzar la superficie, lo tenue, lo ligero, continuar con esa danza, con esa brisa, seguirla. Hablo de la vida y del escribir. Mas alla de los límites de lo marginal una vida espléndida y llena de interés se abre. La ventura esta en un solo lugar, en pocas cuadras a la redonda. Es el mapa de cortázar para recorrer el dia. Sin ahondar, tan solo un trazo, como si lo hiciera el viento. Sin heridas, solo el brillo de una mirada y el silencio atento. Solo este mirar. Todo mi cuerpo sabe de esto. Por eso no quiere retroceder. Buscar en los márgenes, en la bruma, en el dolor. Si, todo eso suena muy bien .Sé que es mi veta mas profunda. Y que hay del gusto y la levedad de la pereza del enfermo, del dormir reconfortante? No tener una palabra que decir. Ser eso mismo, la página vacía. Ser tan tan vacío, tan solo con un rostro de angustia, sin reconocerse y dejándose pasar de invierno en invierno. La adolescencia tiene mucho de esto. El vacío, la ligereza, el silencio, tímida la piel, sonríes con tus máscaras, tímido.
La vida temida, el amor, las garras del león, devorándolo todo. Desnudos de mujer, la vieja prostituta, su pequeños departamento, su vejez. Así pasan a uno a uno los recuerdos, las facetas de una vida y trato de ver donde esta la paz y donde la guerra, separando el amor de la anarquía y el desorden, entrando en el caos y en la armonía, en lo hondo e irrespirable de mi mismo, lo que apenas pude soportar y lo que me da placer.
Una cosa es cierta, a propósito de cierta experiencia del éxtasis. Muy tardíamente he abandonado el mundo de las emociones intensas para sumergirme en la conciencia reflexiva, para descubrir otra clase de sentimientos menos arriesgados y oscuros, mas brillantes, mas inquietantes y maduros. Extasis y vacío tienen una relación profunda y una conexión con la desesperación. Me gustaba desesperar, en una palabra. Sentía que era el colmo de mi esencia, de mi propio masoquismo. Amor y desesperación, toda esta lógica de años invernales, de cosas tapadas, pero además de la influencia de la locura; la locura de Raskolnikov, el pesado mundo de kafka, la lectura pesimista, ahogada de un mundo lúgubre, esas cosas deformaron mi visión, pues había detrás de todo esto una pregunta jamás formulada y el temor a un mundo inabarcable de dolor y espanto, muy ligado a la soledad y el origen. Para no hablar de la opresión, de la clausura de la palabra y por lo tanto, e los límites de todo vínculo. Por eso siempre insistí que en los años de adolescencia los límites del mundo eran los límites de mis lecturas, pero en esta realidad golpea el mundo imaginario de un hombre solitario, sin voluntad, sin fuerzas.
No puede contradecirme. Muchas veces escribí mi vida como si fuera una tragedia. No lo ha sido. Debo decir esto. Una vida dura, si. Pero jamás una tragedia. ¿por qué me contento entonces por escribir sobre lo mas sufrido? Porque he aprendido la lección. Porque escribir acerca de las heridas parece ser también para mi un acto necesario de violencia y agresión a través de mi palabra. Porque no veo otro acto posible para condenar ciertas leyes propias de la cultura en la que vivo. Porque es un acto crítico donde veo mi interior, lo desarmo y vuelvo a juntar sus piezas. Porque sano, vuelvo a acostarme en la cama del enfermo que fui y vuelvo a mirar por dentro de su enfermedad.
Porque soy el único que puede hacer esto. Porque estar solo debe ser el motivo para encontrar un sentido, porque esta fue la primer pregunta que me formule en silencio y los sentidos que aparecieron no fueron los mismos en cada etapa que tuve que recorrer. Primero, en la infancia, la vida y la muerte. Luego en la adolescencia el deseo, mas adelante la libertad y el conocimiento, por fin, el saber.
La intención de las palabras, la necesidad del silencio. Las palabras en el límite defensivo entre tu y yo, marcando siempre esa diferencia, como una estrategia poderosa surcada por el miedo. El miedo y las palabras. Crecer a tientas con ellas. Empujar y ceder. Haciendo de sombra, de esclavo. Eso es dar tu sangre, tu propio sacrificio. Hasta que no aprendes verdaderamente a interrogarte no eres libre. La libertad nace de tus preguntas mas radicales. Pero no puedes estar solo con ellas. También debe haber otra mirada, alguien que te escuche. Por eso el silencio, porque creces solo, porque en el fondo desconfías, porque pasas de mano en mano, porque llevas tu pregunta en la boca sin poder pronunciarla aún.





martes, 08 de febrero de 2000

Pretendo no justificar mi ausencia. Hay otro orden de palabras y silencios que conforman la realidad. Me concentro mas en esto. La trascendencia de lo cotidiano, su sentido original, su vastedad o su desengaño. La vida entera se oculta en este sitio de disconformidad o conformidad, entre el placer y la angustia. El saber y lo práctico, el saber y lo cotidiano. La vida ceñida a lo económico, lo político y lo espiritual, entre el sustento, la decisión y la meditación y reflexión. Supongo que a esto se la considera una vida cómoda.......Es cierto que he sufrido las vicisitudes de hallar en lo incómodo comodidad. Como sentarse en la punta de un alfiler y mantenerse en equilibrio. Reflexiono acerca de todos los imposibles: uno de ellos : la pareja y los hijos. Debo admitir una cruda disociación entre ser padre y amante al mismo tiempo; compartir las horas de un vagar sin rumbo por el tiempo, es decir, no tener una ocupación, ser un perfecto desocupado. Ser un niño, un adolescente y al mismo tiempo tocar con el pie la tercera edad. Criar y no tener la hondura necesaria para ser si mismo. En ese pasaje por los oficios , por el campo y la montaña, los países de Europa, las casas, los departamentos, finalmente ser atendido y destruido por la renta bienhechora, la que todo lo da y todo lo puede, la que posibilita e imposibilita. En estos últimos renglones he atravesado el pensamiento de una vida entera. La sensación de criar, de permanecer y de caer, la sensación de vida crítica, de precariedad, de fragilidad y de temor.....uno contra todo y todo contra uno, esas dos fuerzas antagónicas, como presencia de lucha y de conflicto, de perturbación y de dilema permanente. Me basta recorrer los años para descubrir tristezas y felicidades. Nada mas difícil que transitar solo por las calles de Buenos aires los primeros años, la volver de España. Las distancias marcadas en los rostros,. las costumbres diferentes y yo...en la pequeña isla de mis fantasías e ilusiones infantiles. Ciudad sucia y rota, de hombres cansados, rígidos, apáticos, eso era Buenos aires para mi. Mi ciudad, la más extraña del mundo, la más cruel. En mis ojos esta ciudad fue la distancia. Aquí perdí la mirada de lo mas concreto. Algo que no terminaba nunca de encontrar buscaba en mi interior. Inocente o culpable de haber nacido cómplice y antagonista de los poderes. Entre los militares y la guerrilla, una pequeña brecha donde no hay lugar para la ignorancia. Grupos de poder, clases sociales, fuerzas en pugna, eso lo sentí en forma de silencio, de temor y de odio, de claudicación, de entrega. La vida social y el dinero, el poder y la familia y en medio de todas esas cosas, la necesidad de crecer sin divisiones o luchas, en medio de un conflicto permanente.

lunes, 28 de febrero de 2000

Un llanto,
un quejido de dolor que solo yo entiendo
entre miles de quejidos
de pequeñas y siniestras debilidades
en el fragor de la lucha
la tristeza del hambre,
crecen las murallas del campo
los viejos alambres,
el límite,
la cerca entre riqueza y pobreza.
Vamos cayendo
con sórdidos golpes
en esta tiniebla de auswicht.
Las calles desiertas,
el miedo a morir portando una moneda
a morir robando,
entre dolor y dolor
el futuro como un hueco de sangre
con el fuego del odio
abriendo de lado a lado los mares
volteando las ciudades
incluyendo bocas y dientes golpeados
bocas de niños viejos que huelen a sed
el país, el mundo, la máquina, la serpiente de guerra
de temor y violencia
la arena del toro,
la vieja multitud drogada,
el cuchillo de mil labios
de corazón de jinete,
de pétalos de hierro
en la vieja madriguera
donde la bestia esculpe su destino
entre los hierros caídos
de su palabra
de su agonía
y de su muerte.
viernes, 03 de marzo de 2000

Este es un período de temores. Significa que me veo en la frontera de dos países. Entre los límites de la riqueza y la pobreza. Del miedo al dolor, un solo paso. Lo he experimentado en Paraná ante las calles vacías, la recesión económica, que parece brutal.
Contra la pared, sin salida, en el límite. ¿cómo sobrevivir? Lo que veo ante mi es la indiferencia y la mezquindad. No tengo una respuesta. El dinero, límite del bienestar.
Tengo dos hijas. Me duele por ellas. No puedo evadir el dolor, el sufrimiento. ES como si cayera el imperio Romano, la floja estructura. Antes nadaba en agua tibia. Ahora el mundo es frío. En el fondo tengo alma de Barón. No dejo de pensar la realidad en términos de aristocracia, de comprar y vender tiempo. Supervivencia, alimento.
Débil equilibrio. Mi salud es costosa, mi paternidad no es algo gratuito.
ES como ver caer a mis hijas en una fosa Dantesca sin poder hacer nada. Lo lamento. Creo que aún me quedan medios para pensar mejor las cosas. Esto es como el cáncer.
Unas inyecciones y te sientes mejor. A los dos días estas aún por el piso revolcándote.
Digo: saber siempre significa medir las consecuencias de los actos. Tendrá esto que ver con la ley del Karma? Producir un corte en la cadena de causa-efecto. Pasarse al otro bando. El país oculto en las sombras tras las luces. Sin una moneda, pidiendo.
Esto parece ser un ciclo que se va cerrando. Empecé escribiendo así, temiendo lo que podía venir. Sucedió que entretanto encontré los medios y seguí tranquilo. Hay gente alrededor mío que cae. Es gente como yo, padres de familia, matrimonios. Basta ver estas fronteras de ricos y pobres en la propia familia para entender el fenómeno. Sólo que esto no se ve fríamente, esto se ve con el cuerpo. Metes el cuerpo ahí, en la miseria y no lo podes sacar. Queda atascado en la tormenta y en la niebla. Tus palabras no alcanzan.
Negocias mal con el mundo. Los otros te pisan con su poder y su fuerza. Te diluyes.
Desde lo biológico pienso que puedo convertirme en una cucaracha, que en este mundo puedo cohabitar con lo mas degradado, lo mas impuro. Debería seguir en este lugar de batalla. Digo, en la página. Creo en esto. Se muy poco de las artes de defenderse en medio de la pobreza. Sé que la gente recurre a toda clase de drogas. Intuyo las depresiones y la violencia. ES el fondo de un gran agujero que siento con mi estómago.
Creo que de eso se trata cuando se habla de hambre. Una realidad que asusta. El mundo no quiere escuchar hablar de eso. La pobreza, las drogas, la delincuencia, la violencia.
ES hora de reconocer este reloj de Fausto, esta espera. Porque yo también sentí los beneficios de la burguesía. La relación del dinero, el tiempo y la libertad. Relación para crecer y vivir, para morir y padecer. Porque también he sido rico y he sentido que no tenía a nadie. Y esto ha sido como la muerte.
La palabra resistir no me gusta. Pero veo que mas de medio país resiste. Veo que eso toca nuestro plato de comida diario. Que sacamos cuentas de cuantas papas ponemos en el plato. El pensamiento organiza. En la trama compleja de nuestra sociedad la pregunta es como estar allí sin caer del todo. Quisiera saber como hacen algunos para resistir tanto.
Porque hay una historia oculta de pobreza y de miseria que apenas sale a la luz y que debo aprender. Marx murió pobre. Y de donde sale la oreja de Van gogh. Y la enfermedad y muerte de Gauguin. Mas allá de eso en la literatura no existen las favelas y las villas miseria. El escritor en la industria del libro, perdido entre millones de viejos volúmenes que se hacinan en las bibliotecas. El mundo de la imagen, de la publicidad. Entre la informática y el diseño. Yo vendría a ser como un niño viejo o un hombre en sillas de ruedas en este tiempo. Entre vencedores y vencidos. Entre alegres y amargados.
Entre despiertos y dormidos. En el limite. Tal vez una sombra.
sábado, 04 de marzo de 2000

Estoy entre la quietud y la tormenta, entre lo que me asusta y lo que me tranquiliza. A propósito de las inseguridades. No hago mas que hurgar en las emociones movedizas. A pleno estallido el corazón frente al miedo. Así navegan las pasiones. Mi reloj atrasa y adelanta en los tiempos de una realidad que me circunda. Lo que veo, lo que siento, lo que pienso . Mi país por momentos es un campo de batalla con heridos y muertos; de pronto un paisaje con bellos molinos y casas blancas. Mucha gente detesta meter el cuerpo en el dolor. A mi me invaden ciertas imágenes del futuro, como si de pronto el mundo que me rodea desapareciera y quedara solo la urgencia en los ojos, la sed.
En el fondo pienso en la bancarrota. A veces estoy a la altura de mis obsesiones. Creo que puedo morir por ellas. Los tiempo van y vienen. Renacer, dar vida y morir. La lentitud, la prisa, el hartazgo. Mirada de la desolación. Muerte, fin de mundo. Pienso en como han hecho los artistas pobres para sobrevivir en su reino de imágenes y palabras.
El equilibrio entre lo estable y lo inestable. Una mente apaciguada o una mente en acción, con preocupaciones.
La emergencia de los limites. Hay algo impreciso en las barreras del tiempo. No acostumbrado a pensar en el dinero me sumerjo en este mundo de necesidades y luchas, pruebo el desgarro de las idas y venidas del poder, tan solo para sostener algo que siento insostenible...mis pobres alambres, mi territorio, mis pastos. Todo esto parece nacer gratuitamente, florecer ,dar a luz. Tengo la sensación de perder toda garantía. Mis negocios tenían que ver con la forma de caminar por las veredas. Hasta mi forma de leer y tomar café. En la cualidad de mis gestos reinaba la clase. No puedo negar esto. Mas allá del dinero están las malformaciones de la libertad humana. En torno al mito del hombre feliz y pobre se encubre un negocio. Es un mensaje al ser que sufre. El capitalismo tiene toda clase de mensajes engañosos. Uno para cada gusto. Desentrañar los fines y las intenciones...ese es el asunto. La realidad de los limites te permite ver en que medida el dinero demarca el territorio en las relaciones humanas. Hay una frontera entre el tener y el no tener.......una frontera que también tiene que ver con la conciencia.
En mi caso la salud, los medicamentos. También mis hijas.
Tan solo imaginar un mundo desigual es posible cuando caes. Los límites de tu moral son los límites de tu bienestar; aunque desearías que no fuera así, no ves la manera de sostenerlo, pues cuando suena la señal desesperas. Puedes perder tu experiencia y convertirte en un idiota. En ese sentido te sientes amenazado. una sociedad de reyes y mendigos. Te sostienes en esa ley de la diferencia aún. No estas solo. Sin embargo hay otras miradas, otras interpretaciones. Vives en un mundo variado pero no has olvidado marcas y señales que han fijado el rumbo. Eres libre pero sientes que tienes una libertad provisional, una libertad que se basa en los movimientos de un negocio. Y has estado al margen de eso sintiéndote incompetente. Lo que hueles es el fin, hueles la decadencia.
Tratas de salvarte cuando todos se ahogan lentamente. Entre existencialismo , zen y marxismo como se piensa este mundo?. Piezas de un rompecabezas para armar. Dificultad persistente.






martes, 07 de marzo de 2000

Al salir del barrio, al descubrir el interior del país desde el colectivo, al caminar por las calles de Paraná junto a la vieja estación de tren, pude ver otro reino, el del malestar. Y lo sentí en mi pellejo, en mi corazón, como una situación que me amenaza por dentro, como una presión, la pobreza, una fuerza que destruye, que desampara. Los contrastes entre mi barrio y otros barrios de Buenos aires son muy agudos. En estas fronteras el mundo queda escindido en dos mitades, una mayoría silenciosa que crece y una minoría que aún domina políticamente, la que gobierna. Yo estoy en los límites de estos barrios, en esta frontera entre burguesía y desamparo......es decir dentro de mi clase y arrojado de mi clase hacia la nada. El riesgo se hace sentir en los huesos y en la sangre que hierve. El mundo donde se gana y se pierde. He ahí la diferencia entre unos y otros. Hoy todos navegamos en esta nave que oscila entre cielo e infierno, el mundo de la riqueza o de la ruina. El dinero nos protege de ciertos temores y dudas. No se oye el clamor de las cárceles. Se condena simplemente la delincuencia. Nadie quiere entenderse con el turbio lenguaje de la ruina, donde los seres humanos pegan golpes violentos contra las puertas, donde se saquea ,se roba , se viola y se maltrata. El equilibrio de la razón asociada con el poder económico, el aparato ideológico de dominación, el bienestar burgués, la máscara, la pantomima del mundo, frente a un tejido social que se destruye poco a poco, que se organiza en una nueva formación marginal que ocupa todo el espectro de un territorio silenciado, de norte a sur, por fuera y por dentro de nuestras fronteras, en Brasil, en Chile, en México, en Guatemala, en Perú, en Bolivia.
Las diferencias ideológicas están marcadas. Nos han regalado este neoliberalismo que tenemos que comer aunque no nos guste. Elegimos también otra forma del terror. Entre la fantasía del poder, el dólar y los viajes de placer y la bancarrota que vemos alrededor nuestro elegimos solo mirar los pequeños espejos felices de una historia, solo aspiramos a la propia felicidad sin importarnos lo que sucede alrededor nuestro, la felicidad de consumir, de poseer bienes,. poder y dinero,. mucha seguridad y confort. Escapamos del dolor sin saber que no hay vida autentica sino se pasa por este desfiladero. Huimos de la angustia pues solo queremos reconocer lo que somos capaces de conquistar con nuestro deseo. Y construimos así nuestro individualismo, levantando paredes,. haciendo oídos sordos a un clamor que bien podría ser nuestro propio clamor. Esta es la división de un mundo de ricos y pobres. La frontera de la luz y la oscuridad, la enfermedad y la salud, la vida y la muerte. La indiferencia humana se reconoce en el rostro de los viejos reyes de Francia que terminaron en la guillotina. Esa indiferencia sigue cavando tumbas y asesinado mundos posibles. Por eso muchos seres humanos no se atreven a pensar, simplemente actúan impulsados por sus convicciones y jamás dudan de sí mismos o de lo que han creado. En esa dirección se organiza un sistema político y militar para defender la riqueza. No hemos terminado con los campos de concentración. Solo vemos nuestro pequeños circulo. Esa es la ley. Para eso hemos sido criados. De lo propio solo reconocemos el afán por preservar nuestros bienes. La suma de una larga cuenta somos.
Viejos navegantes suicidas con el mundo a cuestas, llevando nuestros hijos.





martes, 04 de abril de 2000

Los distintos ámbitos del temor y la inseguridad, lo que ofrece el dinero y lo que se precipita cuando falta. Podría ser un pordiosero pero sería un crímen perder todo lo que he soñado para mis dos hijas. Ser padre no significa poner mas y más obstáculos: Me duelen las dificultades que pueden sobrevenir. Me duele sentirme responsable en un mundo que se vuelve cada vez mas carenciado. Sufro de no ser la suficiente garantía de una adolescencia que desearía ver feliz. Y no pensaba encontrar en mi la fuerza de este proyecto que por momentos me atenaza: los hijos. No se trata de riqueza o de pobreza.
Aquí, en el reino de las palabras hay hospitalidad, hay fuego y una sombra debajo del árbol. Un minuto de silencio para reposar de todas las malditas desconfianzas. Acordar con los diferentes pensamientos; reconocer el territorio de uno y el de los otros. Los propios derechos y los ajenos. El valor de la palabra y el peso. Sin la duda no cabe enteramente la pasión de la soledad y sin el diálogo no hay subsistencia económica posible. Los políticos entienden muy bien sobre esto. Al margen hay sectores que responden con la violencia y hacen del uso de ésta un discurso. Finalmente, cualquier forma de organización necesita las herramientas del diálogo para poner en claro sus intereses y para asociarse. Los límites de la negociación son los limites de la guerra, entre los estados, entre marido y mujer, entre gobierno y sindicato. Mientras, las realidades humanas son tocadas profundamente por el monetarismo. Las finanzas demarcan el campo de las posibles libertades y esclavitudes. Es el reino de la luz y la sombra. Millones de seres oprimidos hacen girar la esfera del sufrimiento y la desesperación. Surge el rayo potente que atraviesa de lado a lado los polos, el átomo que con su fuerza da vida y asesina, el dinero.
Piensan los hombres en función de su productividad, de su crecimiento y de su merma; también los paises. Había una vez un poeta que olvidaba todas estas cosas. Y en nombre de la rebelión sonaron los tiros de metralla y las bombas. Seres que soñaron con una sociedad en la que el dinero no sea el valor de la vida y la libertad, fueron acallados por la tortura , la desaparición y el crimen.
Yo soy de los que creen que el mundo se traga a si mismo en su afán de riqueza, que crece el cáncer para perpetuar las conquistas económicas de una etapa de la historia; que crece el abismo antagónico, que crece el miedo, la violencia.
El infierno dantesco para los marginados y el paraíso para los que manejan el capital y el poder. No hay felicidad posible fuera de estas divisiones salvo en la locura. La clase social marca un mundo posible, soñado o una penuria atroz, insalvable. America Latina respira de esta sangre dividida. Entre ricos y pobres construimos la gran caída en este pais de demolición y subasta. Es el fin de la infancia, la muerte a palos de la juventud y el dolor terminal de los viejos. Y todos luchamos por salvar lo que queda de un individualismo que supo ganar las rosas y los parques, los mares y las risas. Todos soñamos con mantenerlo en alto a pesar del derrumbe general y catastrófico. pensamos en la lucha sin cuartel mientras vamos perdiendo nuestros pies y nuestras manos.
La gran batalla entre un optimismo floreciente y un pesimismo depresivo se libra en los campos del mundo posible. Somos todos actores pero no todos somos testigos. Muchos de nosotros vivimos en pequeños y simples mundos fantasiosos y llenos de luz mientras cae a pedazos nuestro entorno. Las hordas salvajes nos invaden. En nuestros barrios cada vez mas y mas hambrientos y desposeídos, vagabundos, delincuentes, delirantes o náufragos, el mundo se cuela por los intersticios de nuestro traje, en nuestra propia familia ya sostenemos al que no puede consigo mismo y los suyos.
Queda aún una página para escribir sobre las hojas de otoño, el invierno y los pájaros, cuando la naturaleza toda esta siendo amenazada, golpeada, asesinada atrozmente por las manos del hombre?
Esta noche me he quedado entre las reflexiones de mi pequeño destino y el de los otros, mis propios hermanos de rumbo, esos desconocidos de siempre que tienen un rostro inaudito para mi. Sigo reconociendo lo poco que tenemos para dejar en nuestras tumbas.
Sigo confrontando entre la ruina y la victoria. Mi sangre es la tierra que se sabe ajada por el arado. Ya caminan en mi los desiertos, la mirada del indio, la pobreza del hombre de campo.


sábado, 08 de abril de 2000

Es difícil crecer entre los pobres y los ricos. Hace poco tiempo que veo la pobreza y puedo comprenderla sin juzgarla. Nací cometiendo el error de la diferencia, buscando un lugar entre otros lugares y mirando al pobre con ojos hostiles. Fui criado por gente pobre en una familia rica. Creo que de ellos aprendí a ser vulnerable. De hecho cada uno ocupaba su puesto. Creo que por ellos comencé a comprender la debilidad de mi clase. Mis comportamientos, una máscara. La riqueza, el ornamento. Mi propia incomodidad se convertía en un hecho político. Los familiares, seres extraños, mundos reflejados en un espejo deformado. En mi casa, entre la educación y el salvajismo, cuidando las formas, entre el donaire y la brutalidad. Los límites de la escasez y la abundancia son críticos. En dos mundos disociados lucha la vida por plegarse y hacerse unidad, se fragmenta, se destruye y crece en silencio, por la ley del menor esfuerzo en la letanía dolorosa de la melancolía del cuerpo abismado en el ocaso. Mi madre seria la fruta prohibida del dolor y de la sangre muerta. Ella , recostada en su cama blanca era la jamás nombrada en la tarde calurosa. Sobre su silencio crecerían las miradas y los olvidos y todas las soledades y las esperas grises y desafortunadas. No se nombraba la muerte porque todo había sido tocado por ella en el momento cumbre de una juventud helada. La mañana tenía su rostro, suave cuchillo negro de exilio, de destierro, de crimen y asesinato. Marcado por las horas solares, lejos de las tempestades, donde los relojes de sol, donde los pinos y la hierba crecen a la sombra del aliento; las manchas planetarias, los círculos de la regresión y el devenir al hervor de sueños adolescentes y furiosos en camas ausentes. Es cierto que descubrí el dolor muchos años mas tarde. Es cierto que me gobernaba la sorpresa tímida del tiempo infinito sin ella. Yo crecí bajo la sombra de su cuerpo frío, de su última tentativa de mirar con los ojos abiertos el mundo que cae. Yo crecí bajo la división del silencio , el poder y el olvido mirando de frente lo que no tenía respuestas, mi padre. Crecí con la pregunta que no podía hacerse, la única pregunta, la del dolor que crecería con los años, como los malvones y los árboles.
De su muerte quedo un enigma religioso llamada fe católica. Por eso jamás pude entenderla tal como era en su agonía humana. Puro misterio, pura tristeza, mi voz...mi sostén, mi caída, mi sangre. Ella sería la flor de mis tropiezos. Mis uñas. mi timidez, mi miedo. Y acá en lo hondo de mi soledad, esta noche, dando con las pesadillas, recostado en los orígenes, me entrego. Y en el juego de luces y sombras veo la mesa , el pan y los hermanos.


lunes, 24 de abril de 2000

Me propuse escribir libremente, no solo hacer literatura. La economía, la sociología, la comunicación y la filosofía es también una preocupación constante. Vivo en un mundo político que debo descifrar con mis propias armas para no hundirme. Se que detrás de un valor cultural la sociedad esconde mil y un abusos. La otra cara de la belleza es un niño de la calle. Me interesa cada vez mas esta problemática latinoamericana de Argentina, es como si la reconociera por primera vez, como si me viera en su futuro, en medio de sus garras y su destrucción. Hasta las minorías caen en la realidad de un mundo que concibieron como favorecedor, dador de bienes, de riqueza y de felicidad. Quedan entrampadas en esta realidad que los excluye por primera vez.
Por eso la literatura no alcanza. No soy un maestro en crear ficciones. Pretendo vivir firmemente arraigado en la realidad. Por primera vez he tomado un contacto significativo con el periodismo, reconozco los alcances y los límites de las relaciones humanas para el crecimiento y el desarrollo. Tal vez la literatura esta asociada cada vez mas al ocio y esto pasa tanto para el autor como para el lector en un mundo de mercados, movimiento, velocidad y desempleo. La literatura como justificación del propio privilegio, es cada vez mas un divertimento amenazante. La capacidad de leer por goce estético esta ligada a la adquisición del tiempo libre, es el tiempo que le quitamos a otras alternativas, es el oxigeno que nos damos para disfrutar lo bello de las palabras y las acciones, es el paréntesis, el descanso o la huida de esta realidad que nos golpea en la cara, que nos empuja, nos lastima, nos acorrala. Entre el mundo concreto y la ficción literaria se abre la época que vivimos, televisores, radio , diarios, entre la información y el esparcimiento, un flash de realidad y cien ilusiones, en una mezcla diseñada industrialmente para el consumo. Capacidad de trabajo y de consumo, pensar en otros mundos posibles sería como un divertimento o algo gastado y mentiroso. Mantener la mente abierta, libre y despejada, una ilusión, un sueño, la brecha entre lo que se desea y se debe. La humanidad avanza y destruye. El hombre crea y aniquila. El que da nacimiento, el que asesina su obra.
Mis ilusiones quedaron al borde del abismo entre la cordura y la locura. Mas de una vez fui arrojado a un sueño entre la pobreza y la riqueza, pensando el mundo en el que vivo.
Dos ordenes diferentes, justificarse desde el ocio o trabajar un oficio pobre, letra por letra. No me gusta divertir a gente acaudalada. No está en mis planes entretenerlos, hacerlos soñar. Heredé en los límites de ricos y pobres y viví en esos límites .
La sociedad basa su existencia en la indiferencia humana. Mis privilegios han sido usados específicamente para la cura, la salud, el equilibrio. Pienso el temor porque soy padre. Simplemente toco con las manos lo que no hacer y debería, es decir mi incumplimiento de ciertas normas para sobrevivir. Creo que ese es el acuerdo social, sobrevivir cueste lo que cueste. No pienso entrar en ese acuerdo a empujones.

martes, 25 de abril de 2000

Quizás esta escritura resulte una mezcla desordenada de un espíritu que pretende ser agudo, crítico y al mismo tiempo creativo y poético. El plano individual en los bordes de una realidad social, económica y política. A propósito de la sensación de burbuja que cada uno pueda sentir, mirando el mundo desde su bolsillo, soñando romances, aventuras para estar vivo cuando la realidad golpea como un martillo sobre la frente.
Por eso mismo, la indiferencia como arma, como discurso político en defensa de la individualidad no es mas mi estilo de vida. Lejos queda la bohemia poética. La realidad me juega el juego del contorno social que veo aparecer día a día en las calles. El futuro amenazado, incierto es también una herramienta para construir el pensamiento y situarse respecto a los otros. A todo o nada, los seres humanos detestan pensar en el riesgo que corren, eso los paraliza. La soledad es una caja de pandora; sus ausencias, su libertad silenciosa, el temor, la duda, la alegría. Los hombres temen encontrarse consigo mismo. Desarrollan en sí ese mudo pánico frente al silencio. Se ahogan en tumultuosas e inesperadas vicisitudes, en pasiones suicidas.
Cada uno elige como puede su manera de vivir. Cada uno señalado por los acontecimientos propios avanza sin rumbo en este mundo complejo de la mano de otros.
Mercado. El hombre desaparece. Su voz , su sombra, su inaudible quejido en medio del movimiento brusco de acciones que bajan y suben. Pequeños mundos protegidos contra la ola que avanza y destruye. La marea va. Piratas, cowboys, policias y ladrones, un delicado equilibrio en un mundo violento. Usted lector dirá: que tiene que ver el zen con esto? En realidad creo que respondería con una excelente coartada: la niña juega en la casa bombardeada. Jugamos en medio de las ruinas. Escribimos, hacemos música, bailamos. El mundo cae y todavía hay entretenimiento.

29 de abril de 2000

Lo que no esta bajo nuestro control y sin embargo late de alguna manera alrededor nuestro, tan ligado a nuestro destino, a nuestra sensación de bienestar o malestar golpea en el cuerpo dolorosamente en los momentos críticos. Como se explica que en un momento dado mi condición sea la de un hombre arrojado a la pobreza y al minuto siguiente me convierta en un hombre de fortuna? He tomado una decisión que me atemoriza. Queda al descubierto mi condición financiera. Debo convertirme por un tiempo en un hombre de negocios. Soy desconfiado. Temo el error, lo siento presente en mi. Me adjudico todos los males pasados en cosas mal administradas, siempre entre perdida y ganancia, perdiendo. Solo que ahora veo el destino ante mi. Veo mas claramente los límites, el sufrimiento posible. Es justamente el límite de un habitat humano. Entre pensar y sobrevivir con agobio, en medio del caos. Conciencia de peligro, de tocar el fin con las manos; peligro de cronicidad en la enfermedad, de cambio y destrucción del orden adquirido, sensación de amenaza. Un pozo para cada argentino. Recuerdo demasiado vivo de gente que vive excluida. Mi horizonte es estrecho, mi mundo es movedizo, entre la alegría y el terror. Ya mi propia riqueza no me brinda la seguridad que alguna vez pensé eterna. Vivo en este país y soy uno mas en la gran prueba del equilibrista, en el riesgo de todo o nada. Siento el dolor de la responsabilidad y su contrario. No me dejo ilusionar por la aventura. No quiero quedar atrapado en el dramatismo de una realidad que empuja día a día hacia la destrucción, la violencia, la injusticia y el hambre. Sin embargo eso es lo que he aprendido, a ver el mundo con mis ojos y no puedo mentirme. Ese es el dilema. Vive tu mundo apartado o respira ese temor a la caída que posiblemente te espera siendo padre, viéndote como padre en la impotencia mas absurda y mas injusta, como tantos otros. En definitiva, el alerta ante el sufrimiento genera adrenalina, el cuerpo tenso ante el miedo, la fuerza que promueven las palabras, las decisiones y los gestos, lo esperado y la sorpresa, todo esto en un mundo de posibles cálculos. Avanzar, retroceder, contradecirse, hacer las paces, dudar, aprender.
La enseñanza es que el imperio del individuo descansa sobre bases que pueden oscilar y poner en riesgo la estructura. Pensar es una puerta a mundos que se agitan con violencia, mundos que perturban. Salvo que dejes de lado el mundo de los diarios y solo te encuentres en el diálogo con la poesía. Vivir solo en la mirada de lo bello, como costumbre, como reposo, fuera del dolor, tan solo por placer, autentico placer de ciudadano feliz. Lo comprendo. En el hospital psiquiátrico ningún enfermo encuentra la posibilidad de enriquecerse con la lectura. Recuerdo esa tentativa infructuosa, esa emergencia de libertad mas allá de los libros. Lo estéril, lo vano, piedra del nihilismo, desierto, nulidad de la conciencia. En el límite de los márgenes, entre la vida y la muerte, hay guerra y paz transitoria, hay armonía y conflicto, la existencia se mueve en un profundo pantano cenagoso donde se puede morir sin saberlo perpetuamente.

Comments